Viana do Bolo. Ourense. Galicia.

A fondo: La Capilla Sixtina del esgrafiado gallego

• Por Mar López Sotelo

Directora del Área de Historia y Antropología
Instituto Europeo Campus Stellae

•Cuando desde el Área de Historia y Antropología del Instituto Europeo Campus Stellae realizamos trabajo de campo sobre el esgrafiado gallego, la mayor parte de las veces nos trae muchas sorpresas y cada localización, por muy sencillos que sean sus adornos, se celebra como un gran acontecimiento. Otras veces, la celebración es por todo lo alto, cuando lo que tienes ante los ojos es un panel arqueológico de esgrafiado gallego con imágenes inéditas.
Por eso, nos es grato presentar a través de este artículo el descubrimiento de un nuevo panel con elementos historiados y figurativos antropomorfos y zoomorfos, únicos hasta la fecha, y que se encuentra en el ámbito de influencia del Camino de Santiago de la Vía de la Plata en el Concello de Viana do Bolo (Ourense). El descubrimiento quedó registrado y catalogado el 5 de abril de 2023 gracias a Javier Quiñoy, arquitecto de Viana do Bolo, que nos facilitó la ubicación; al investigador Javier Torres, que me acompañó a realizar el trabajo de campo y la fotogrametría; y a la Sra. Nieves, vecina del lugar, que fue nuestra principal informante.
Javier Quiñoy, arquitecto del Concello de Viana do Bolo, me mandó un correo comentándome su interés por mis investigaciones sobre el esgrafiado gallego; en el correo incluyó la ubicación de una fachada con esta decoración que localizara en el Catastro. Enseguida contacté con el investigador y divulgador cultural ourensano Javier Torres, y decidimos acercarnos hasta el lugar.
Lo que no sabía y, probablemente, ni se imaginaba Javier era que, en su patio interior, aquella casa, antigua escuela unitaria del pueblo, estaba también decorada, pero con unos elementos que nos dejaron sorprendidos, hasta el punto de afirmar que estábamos delante de un descubrimiento arqueológico de gran valor patrimonial, por los elementos inéditos localizados hasta la fecha. Para que lo comprendáis mejor, nos sentimos como si estuviéramos viendo la Capilla Sixtina del esgrafiado gallego. Los elementos figurativos y el bestiario daban a entender que el propietario del inmueble había viajado mucho y que en las paredes de su casa dejó la huella de sus innumerables aventuras.
Lo importante de todo trabajo de campo es intentar obtener la mayor información posible de los vecinos del pueblo y realizar una exhaustiva y detallada observación participante. Y allí estaba la Sra. Nieves, vecina del inmueble en estudio, que resultó ser la mejor informante.
Después de escuchar la historia de la casa y de sus moradores, realizamos una fotogrametría con tres tipos de cámaras y objetivos. La Sra. Nieves seguía su relato mientras que nuestras cámaras no paraban de hacer fotografías, confirmando y perpetuando este importante hallazgo, y disfrutando con detalle, más detenidamente, de las obras de arte esquemático que teníamos delante de nuestras retinas.
La Sra. Nieves comenzó contándonos que la familia en cuestión había emigrado a Brasil; de ahí la figura de un barco, probablemente muy parecido al que lo llevó hasta esas tierras lejanas, el busto masculino con sombrero indiano y otro busto tocado con un sombrero Kaiser o casco prusiano, también utilizado por el ejército brasileño.
La observación detallada del primer panel nos permitió deducir que el propietario era un católico muy devoto, como demostraría la figura de un monje medieval, postrado ante un Cristo Resucitado que se eleva sobre el Mundo. En la imagen del monje se aprecia muy bien la tonsura, corte de pelo específico del catolicismo medieval y abandonado por orden papal en 1972. También podía tratarse de un San Antonio de Padua, que suele estar así representado.
Figuras zoomorfas tan curiosas como las de un pez con grandes dientes que semeja un tiburón o que, muy probablemente, se trate de un cocodrilo del pantano (caimán yacaré); perros, conejos y diferentes aves (pavos reales, palomas, gallinas, gallos). También nos encontramos con bustos antropomorfos en los que se aprecian los dientes, los ojos, el bigote, el pelo y la expresión facial. Otro de los adornos zoomorfos que más nos llamó la atención es la figura de un «elefante» con la trompa levantada, símbolo de buena suerte o protección; pero Javier Torres profundizó más en su análisis y determinamos que se trata de un tapir por sus cortas orejas y por estar más relacionado con la selva brasileña.
También aparecen elementos de uso cotidiano, como un recipiente que recuerda el «xarro» de vino típico de la Olería Rectoral de Gundivós; una corona, un trébol de cuatro hojas alado y una pipa. Ya muy deterioradas, en los paneles traseros encontramos imágenes incisas de edificaciones que representan un pueblo, posiblemente la querida aldea que deja atrás. Lo más importante es que la fecha de construcción, 1928, coincide con la fecha de la realización de este esgrafiado gallego.
Una de las características del esgrafiado gallego es que se trata de una decoración historiada (López Sotelo, M. (2021) Esgrafiados en la Ribeira Sacra y el Camino de Santiago. Obras de Arte y simbolismo en las paredes. Lugo: Agrasar Editores). Es decir, al igual que el arte románico, estas paredes esquemáticamente decoradas van relatando la vida y obra de sus moradores, si tenían poder adquisitivo (de ello dependía la mayor o menor exuberancia en la decoración) y, sobre todo, el gusto por lo sencillo o lo ostentoso. En definitiva, este es el primer capítulo de la historia; seguiremos investigando para poder escribir los que aún quedan.
Ahora, confiamos en la madurez cultural de los visitantes y de los responsables de su protección, para que esta obra de arte sea preservada y se conserve tal como nos llegó. Al menos en el mapa interactivo del blog https://redribeirasacra.blogspot.com/ y en publicaciones en medios de comunicación, quedará ubicada, catalogada e inventariada como refrendo de su existencia, ampliando así el Museo al Aire Libre del Esgrafiado Gallego y su exposición itinerante.•

A %d blogueros les gusta esto: